Comentario
Por otro lado, el Renacimiento artístico se incardina en todo el proceso de Renacimiento cultural que no se detiene durante el siglo XVI en Europa, echando las bases de la modernidad y afectando a todos los campos del saber humano. Siempre que hemos podido y sabido, pusimos en relación el hecho artístico con su contexto cultural, tanto respecto al saber humanístico, como con la literatura, el pensamiento político o la filosofía. El renacer afecta a todos los sectores de un mundo que, precisamente durante esta centuria, ve cambiar y ampliar los horizontes de su existencia mediante todo tipo de descubrimientos geográficos, científicos y mecánicos, al tiempo que sus esquemas religiosos tradicionales se escinden definitivamente en dos campos. La cultura filológica se debate en estos momentos en la triple problemática del latín clásico, el latín vulgar y las lenguas romances, e incluso la polifonía musical, concretada en la obra de Giovanni Pierluigi da Palestrina, entra de lleno durante el siglo XVI en su "Ars Nova".
Con todo, es la elaboración y desarrollo de una teoría artística que vertebre la praxis correspondiente, o lo que es, a nuestro juicio, lo definitivo para hablar de arte modemo en Europa durante el quinientos. Es un hecho que en todos los epígrafes hemos querido resaltar, y si bien no siempre supone una relación de causa a efecto, es decir, que teoría artística signifique necesariamente una práctica artística en su misma línea, o en otras palabras, que se den los deseados unión y equilibrio teoría-práctica, como en el caso siempre excepcional de un Durero, supone llenar un vacío teórico que, en sí mismo, es ya un hecho decisivo.
Como hemos ido viendo, los esfuerzos en este sentido se orientan a proporcionar junto a la elucubración teórica, la ilustración correspondiente, es decir, texto y grabado juntos que, además, en los casos alemán y flamenco, sobre todo, son, tipográficamente hablando, ejemplares de extraordinaria calidad. De este modo, la tratadística europea presenta una unidad de la que su homónima italiana solía carecer; así, en Italia la teoría arquitectónica, por ejemplo, se gestó por un lado y aparte vino la ejemplificación de aquélla, concretada singularmente en Serlio, en tanto que en Europa ambos aspectos iban conjuntamente expuestos en un mismo volumen. También es cierto que Italia no precisaba de esta unidad, pues aquí lo teorizado es la propia tradición y con ejemplos en vivo sistemáticamente estudiados.
Como corroborando lo dicho, y porque seguramente hemos insistido menos en ello, para respaldar teóricamente las exigencias perspectivas que la plástica demandaba, al tiempo que se profundizaba en el conocimiento de los mecanismos y leyes de la visión, una serie de tratados de perspectiva fueron viendo la luz en los distintos países. Así, Jean Cousin publica en París, en 1560, su "Livre de perspective" y lo propio realiza, en 1576, Jacques Androuet du Cerceau el Viejo: "Leçons de perspective"; este prolífico autor ya había publicado en 1551 un libro sobre óptica. Del "Artis perspectivae..." de Vredeman de Vries sí hemos hecho alusión; tratado que va a conocer sucesivas ediciones: Amberes, 1568; La Haya, 1604; Amsterdam, 1633; Leiden, 1604 (versión francesa) y Amsterdam, 1628 (versión alemana).
Inclusive el hecho urbano, como vimos, es objeto de teorización durante el quinientos europeo. Lo que, a su vez, incide en remarcar la importancia del fenómeno que, con sus aciertos y fracasos, es uno de los hechos más radicalmente modernos, y una razón de peso para la consideración de Renacimiento en la Europa del siglo XVI; en las coordenadas de racionalización y regularidad, como hemos visto, las intervenciones urbanísticas se dan prácticamente en todos los países de nuestro estudio: Francia, Alemania y Países Bajos.
Como señalamos cuando tratábamos de las traducciones-interpretaciones de Vitruvio, y las claves en que fue leído y expresado, no toda la tratadística se orientó en función de la praxis artística, sino que la pura elucubración teórica, desde una visión personal de los hechos, fue la razón de teorizaciones como la de Wendel Jamnitzer ("Perspectivae corporum regularibus...", Nüremberg, 1568), cuyos grabados ilustrativos son asimismo fruto de una peculiar poética, que realmente poco tiene que ver con un planteamiento geométrico riguroso. El caso de Wendel Dietterlin y su demoledor tratado sería, como vimos, el máximo exponente de fantasía teórica.
Finalmente, queremos reseñar la gran obra teórico-histórica del pintor Karel van Mander (1548-1606), conocido como el Vasari nórdico, que es la primera gran Summa de la plástica flamenca desde los Van Eyck a su tiempo. Con el título "Schilderöoek" fue publicada en Alkmaar en 1604 y, aparte de vidas y obras de artistas, está literalmente plagada de interesantísimos comentarios y reflexiones teóricas de su autor.